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MAMRM

Fue hace menos de un año, en la playa. Rugían por entonces, aún, el 15M y la indignación de saberse dirigidos por sinvergüenzas sinescrúpulos. Tiempos de guerra y rebeldía contra el hecho, tan injusto como cierto, de que el pato de la crisis lo estábamos pagando los de siempre, o sea, los que no debíamos.

Allí, en la playa, mientras Zapatero se debatía infructuosamente entre escucharse a sí mismo o a los mercados, me encontré con la prueba irrefutable de que nunca cambiarán, de que siempre serán políticos y, como tales, con prioridades muy distintas a las del resto de los mortales. ‘MAMRM’ era mi prueba, grabada en cada uno de los tablones de la pasarela de madera que cruzaba las agotadoras dunas. Justo al lado podía leerse, ya con alguna dificultad, ‘MAM’.

Seguramente la ministra de turno sonreía alegremente mientras firmaba la orden para que un tipo fuera, tablita por tablita, pasarela a pasarela, playa a playa en todas las playas de España, grabando las siglas del nuevo ministerio. La imaginé feliz, estrenando rotulación, chapita y coche oficial, comprando a dos manos pegatinas y bolis con su flamante ‘MAMRM’.

Todo eso, pensaba, mientras una anciana muere esperando a que la atiendan en Urgencias.

Así que ahora, cuando leo la escueta nota de prensa en la que nuestro Gobierno anuncia recortes para ahorrar 10.000 millones en Educación y Sanidad, me pregunto si no pasará lo mismo que entonces, o si será aún peor. Si por ‘recorte’ se entiende, por ejemplo, que el director del hospital conserve su iPad corporativo mientras retrasa citas en radiología para no tener que cubrir una baja. O si ‘recortar’ significa dejar que Mario, con su deficiencia a cuestas, trate de entender, sin ninguna ayuda, lo que le están explicando porque ya no lo acompaña su profesor de apoyo.

‘MAMRM’ simboliza muchas cosas, pero sobre todo pone en evidencia cuál es la prioridad de quienes nos gobiernan, o eso dicen que hacen, antes y ahora.

Sus preciosos culos brillan más que los del resto. Porque se posan en asientos de Primera cuando viajan, o en las pieles de los sillones de los restaurantes de lujo donde comen, o en la fina porcelana de los váteres de sus hoteles de cinco estrellas. Donde cagan.

Entenderéis entonces que, si hay que recortar porque así lo dicen Europa y los mercados, lo hagan a toda costa, menos a la suya. Que despidan a las enfermeras de cualquier hospital comarcal, en lugar de a uno de sus legiones de asesores. Que eliminen prestaciones ridículas, en lugar de sus escandalosas pensiones.

Me gustaría recordaros, querido Presidente, queridos ministros, que detrás de los números hay personas. Que tras vuestro puñado de euros va el futuro de mucha gente. De la que espera, desesperada, su ayuda por dependencia de su marido, o del que sigue atemorizado por no saber aún el resultado de su analítica. Del que no le llega para comprar los libros de sus hijos. De quien sufre, estoico, una bajada tras otra de su sueldo mientras se las apaña cada vez peor para alcanzar el fin de mes. Ya que estamos recortando, digo yo, recortaos mejor vuestros muchos y desorbitados sueldos, vuestras dietas o el absurdo gasto de un Senado inútil. O, por qué no, recortad siquiera un pequeño porcentaje de las inyecciones milmillonarios a bancos y cajas.

Ya puestos a recortar, cuando cojáis la tijera acordaos de darle un tajo a los hilos que os mueven. Títeres, que sois unos títeres.

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4 Comments

  1. ¿Pero cuantas ancianas conoces que hayan muerto en la sala de urgencias del hospital??? Yo creo en la reestructuración del gasto, en eliminar partidas inútiles de todas partes. Pero vamos, que en nuestros hospitales no se muere nadie por falta de atención, que atendemos incluso a los que no han pagado impuestos en su puñetera vida, sin tener en cuenta nacionalidades.

  2. asi es totalmente en acuerdo contigo porque pienso que hace falta recortes de todos lados pero empezando por uno mismo y dando ejemplo y suprimir tanta fiesta tonta que no hace tanta falta,porque bien podria decir que MAMRM son unos mamones de mierda

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