Mi mundo, Mis preferidos

Ella

Sois hijos del dolor y del desgarro. Carne temblorosa y sanguinolenta que reposa sobre el lecho que os llevó y que os protegerá siempre.

Lo tenéis guardado en algún cajón de ese misterioso almacén que es vuestro cerebro, aunque nunca lleguéis a recordarlo. Pero yo lo he visto y puedo contároslo. Puedo deciros, por ejemplo, que jamás veréis tanta capacidad de sacrificio. Descomunal resignación ante un dolor insolente e insoportable. A golpe de grito y de llanto, de rabia igual que de cariño, fue capaz de hacer lo que parece imposible, de romper reglas de la física y la química. Os contaré que ninguno de nosotros, sólo ella, podría haberlo resistido sin desfallecer ni abandonar.

Ya antes habíais trastocado todo su cuerpo. Lo amoldasteis a vuestro antojo. Alterasteis sus condiciones, convirtiéndola en un envase precioso y sublime. La rehicisteis.

Aquel día todo dio más de sí. Aún más, hasta que el padecimiento se convirtió en lastimoso jadeo, y agarrada al barrote de una cama o a una mano boquiabierta, ella y su cuerpo  se encogían de dolor, estremeciéndose con cada una de vuestras zancadas hacia una meta ignota, a intervalos de cinco minutos.

Y casi al final del camino encontró un resquicio de fuerza donde no parecía haber nada, y ni su carne rota ni la sangre derramada la asustaron. Tan valiente. Tan asombrosa.

Sois hijos del dolor y del desgarro. Del amor más puro y más limpio, porque nace de la propia sangre y el sufrimiento y se entrega sin esperar el premio.

Así que ahora no os preguntéis cómo es posible que despierte justo cuando llegáis a casa en mitad de la noche. No os lamentéis cuando pretenda vuestro aliento, ni os enojéis cuando os castigue por haber bebido demasiado, o por llegar tarde. Asumidlo si registra vuestros cajones, o si treinta años después sigue diciéndoos lo que tenéis que hacer. Resignaos, si os telefonea diez veces cada día. Si os cuenta mil veces lo mismo. No os sorprendáis cuando os pregunte con quién vais. Ni cuando os prohíba montar en coche, o salir con aquel amigo. Disculpadla cuando os obligue a dejar el plato vacío o cuando os grite. Ahora, que lo sabéis, perdonadla, si no le dirigíais la palabra. Abrazadla, si está triste. Sonreídle, siempre.

Porque no os podéis ni imaginar por lo que pasó para teneros entre sus brazos. Porque lo haría de nuevo un millón de veces, si fuera preciso. Porque no es un ser humano normal. No es una mujer normal.

Es vuestra madre.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

11 Comments

  1. bueno creo que no se podria haber reflejado mejor ese sacrificio de atencion y dedicatoria porque madre solo hay una y que bien has sabido plasmarlo ,siguenos cautivando que lo haces bueno sin palabras tq

  2. Quien eres tú que le Inspiras tanta ternura?
    Es muy bonito, no lo había leído.

  3. Muchas gracias, Mónica. Loli, ya estaba el mosquito preguntándome dónde andabas…

  4. Yo no tengo palabras.

    Te quedas tú con ellas porque las manejas de una manera que …

    Esto es un arte, tú eres un artista y eso es lo que hay.

    Y muchas gracias, de mi parte y de parte de todas a las que se lo pienso mandar

  5. Ya hace más de 5 minutos que lo he leído y aún tengo los pelos de punta … TREMENDO, SOBRECOGEDOR … que pena que la niña que ha denunciado a su madre por protegerla de ella misma, que ha provocado que condenen a su madre a 8 meses de prisión, no lea este artículo y reflexione.

    1. Javi, me alegra verte por aquí. Pues sí, ya podrían muchos, si no leerlo, al menos pensar sobre ello.

      Espero que vengas más a menudo, ¿eh?

  6. Yo me quedo con tu foto con el riky martin

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.